Valderrobres y La Fresneda
A orillas del río Matarraña se alza Valderrobres, uno de los pueblos más bellos de Aragón y reconocido entre los más bonitos de Europa. Su silueta es inconfundible: el imponente castillo medieval, unido a la majestuosa iglesia gótica de Santa María la Mayor, domina desde lo alto todo el conjunto urbano. Al cruzar el puente de piedra y adentrarse por el portal de San Roque, se abre ante el visitante la encantadora Plaza Mayor, un espacio triangular único en la región, rodeado de soportales y presidido por la monumental casa consistorial del siglo XVI, declarada Bien de Interés Cultural, junto a elegantes mansiones señoriales que evocan siglos de historia. Muy cerca, el castillo–palacio de Valderrobres, cuyos orígenes se remontan al siglo XII, permite viajar en el tiempo mientras se disfruta de unas vistas espectaculares del Matarraña. La experiencia se enriquece con una visita al observatorio de aves de Mas de Bunyol, donde se pueden contemplar de cerca los majestuosos buitres en plena naturaleza.
Enclavada entre los cerros de Santa Bárbara y del castillo, La Fresneda conserva un valioso casco histórico que invita a recorrerlo sin prisa. Sus calles empedradas conducen a rincones con encanto, como la plaza Mayor, de forma triangular y rodeada de pórticos, o la elegante casa consistorial del siglo XVI, considerada una de las más monumentales de Aragón. Entre sus joyas arquitectónicas destacan también el palacio de la Encomienda, el antiguo convento de El Convent —hoy convertido en un acogedor hotel— y la ermita de Santa Bárbara del siglo XVII. Desde la parte más alta, donde se levantan los restos del castillo medieval junto a la iglesia de Santa María la Mayor (siglo XVI), se puede contemplar un paisaje de ensueño. Muy cerca, el Parrizal de Beceite ofrece una de las excursiones de senderismo más atractivas de la comarca, con sus aguas cristalinas y parajes naturales entre olivos, almendros y pinares.
Una provincia de mil pueblos y mil encantos

La provincia de Teruel guarda una amplia colección de pueblos con encanto, donde la historia y la tradición se respiran en cada rincón. Desde joyas medievales como Albarracín hasta localidades llenas de vida como Mora de Rubielos, Valderrobres o Rubielos de Mora, cada visita descubre un nuevo escenario que sorprende. Y aún quedan muchos más por recorrer, porque Teruel nunca se acaba de conocer.