Graus y el entorno del Ésera
En pleno corazón del Pirineo aragonés, donde confluyen los ríos Ésera e Isábena, se alza la villa de Graus, un lugar lleno de encanto que combina historia, tradición y naturaleza.
Pasear por su Plaza Mayor, considerada una de las más bellas de Aragón, es un viaje en el tiempo. Sus soportales y su Casa Consistorial renacentista del siglo XVI marcan el pulso de la villa, junto a casonas nobles como la Casa Bardaxí o las Casas Barón y Heredia, con sus curiosas pinturas en las fachadas del siglo XVIII.
Graus también fue hogar del pensador Joaquín Costa, cuya memoria pervive en su casa y en el monumento que encontrarás en la popular calle Barranco.
La Basílica de la Virgen de la Peña es otro de los grandes símbolos de la localidad. Desde su claustro disfrutarás de una vista privilegiada de Graus y del valle. En su interior se encuentra el sorprendente Museo de los Iconos, una exposición única en Aragón que reúne reproducciones de iconografía religiosa de países como Rusia, Grecia, Chipre o Ucrania.
Muy cerca, a solo 10 km en Panillo, el templo budista de Shang Kagyu invita a descubrir un espacio de calma y espiritualidad abierto a todo visitante.
Graus es sinónimo de longaniza, reconocida incluso por el Libro Guinness de los Récords como la más grande del mundo. Cada verano, la Fiesta de la Longaniza convierte la plaza en un festín declarado de Interés Turístico de Aragón.
Sus fiestas patronales en honor al Santo Cristo y San Vicente Ferrer, celebradas en septiembre, destacan por la Mojiganga, una representación satírica de la vida local que ha sido declarada de Interés Turístico Nacional.
Cultura viva en sus tradiciones

Las tradiciones forman parte de la identidad de la provincia y siguen muy presentes en la vida de sus pueblos. Fiestas populares, romerías, danzas ancestrales, artesanía y gastronomía típica muestran la unión entre pasado y presente.